Lo cierto es que, hasta el momento, nadie ha dado el paso de prohibir este tipo de concursos los cuales no sabemos hasta qué punto dejan secuelas tanto a niños como a adultos, si hablamos en términos de madurez. Tampoco nadie sabe hasta dónde llegarán las barreras de los mismos, si es que aún existen, o por el contrario ya las hemos derribado e impera el "todo vale". La cuestión es que con feministas o sin ellas, con padres o sin ellos, estos concursos de belleza proliferan cada vez más dejando a su paso un reguero de belleza impermanente y superficial que trata de vender un estilo de vida lleno de éxito y glamour muy lejano a la realidad en donde la caída suele suceder sin red y sin previo aviso.
sk/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.      
Sandra Maldonado    http://spanish.ruvr.ru